Villa Savoye



Situada en Poissy, a las afueras de París, la Villa Savoye de Le Corbusier es una de las contribuciones más importantes a la arquitectura moderna en el siglo XX. Terminada en 1929, esta casa es una moderna casa de campo francesa que celebra y reacciona a la era de las nuevas máquinas.



La Villa Savoye transformó la carrera de Le Corbusier en uno de los principales precedentes arquitectónicos más importantes de la historia.


El desprendimiento de la Villa Savoye de su contexto físico ayuda a que sea integrada dentro del contexto mecánico/industrial al principio del siglo XX, definiendo así la casa como una entidad mecanizada.


Le Corbusier es famoso por proclamar “La casa es una maquina de vivir”. Esta afirmación no se traduce simplemente a un diseño de una cadena de montaje a escala humana, más bien el diseño comienza a adquirir cualidades innovadoras y avances basados en otros campos de la industria, en pos de la eficiencia.

En respuesta a su aspiración y admiración del diseño mecanizado, Le Corbusier establece “Los 5 puntos de la arquitectura”, los que son una simple lista de elementos preescritos para ser incorporados dentro del diseño.


Los 5 puntos de la arquitectura pueden ser pensados como la forma moderna de interpretar “Los 10 libros de Arquitectura” de Vitruvio, no literalmente en el sentido de un manual instructivo para arquitectos, sino una lista de componentes necesarios para el diseño. Tanto que la Ville Savoye está meticulosamente hecho a la medida de los 5 puntos de Le Corbusier.


Al entrar al sitio, la casa parece estar flotando por encima del paisaje soportada por delgados pilotis que se confunden con la linea de árboles del fondo, mientras que el nivel inferior está pintado de color verde para contribuir a la percepción de un volumen flotante.


El nivel inferior contiene los programas de servicio de la casa. Uno de los aspectos más interesantes de esta casa es la fachada de vidrio curvo del nivel inferior que está concebida para coincidir con el radio de giro de los automóviles del 1929, para que cuando los dueños manejaran por debajo del volumen pudiesen entrar al garaje con un leve giro del volante.


Las habitaciones de la residencia, o el volumen superior, están equipados con ventanas corridas que se mezclan discretamente con la fachada blanca y dura, liberando a la fachada de cualquier jerarquía. Las ventanas corridas comienzan a jugar con la percepción entre el interior y el exterior, lo que no se hace completamente explicito hasta que uno de encuentra en el interior.


Una vez dentro, se hace claro el juego entre el espacio público y privado. Generalmente, las habitaciones de la casa son relativamente privadas, cerradas. Sin embargo, Le Corbusier deja las habitaciones alrededor de una terraza exterior comunitaria, que se separa del estar por un ventanal de corredero. Esta noción de las áreas privadas vinculadas a programas más públicos se hace más tarde muy común en los proyectos de vivienda de Le Corbusier.


Ambos niveles, el inferior y el superior, se basan en la idea de una planta libre que provoca continuidad de los espacios. Le Corbusier incorpora una serie de rampas que van desde el nivel inferior hasta el techo jardín, que obliga al habitante a aminorar la marcha y a experimentar el movimiento entre los espacios.


La Villa Savoye es una casa diseñada en base a un paseo arquitectónico. Su experiencia está en el movimiento entre los espacios. No es hasta que uno se familiariza con las peculiaridades sutiles que el movimiento y las proporciones de los espacios evocan una sensación de monumentalidad dentro del suburbio parisino.





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